A los pies del puente de los Santos, desde su pequeño puerto pesquero disfrutarás de una estampa para enmarcar. Esta serena y privilegiada localidad cuenta con una amplia tradición pesquera y conservera, debilitada en favor de la industria más destacada de la actualidad, la construcción naval, cuyas primeras referencias en este enclave se remontan al siglo XVII. Sus empinadas calles sirven de transición entre las casas marineras, en la parte baja de la localidad, y las más pudientes, en la atalaya.

Recorre sus miradores, el encantador puerto – centro de la vida social y económica y arropado por pequeñas calas -, el edificio de la Cofradía de Pescadores, la Torre del Reloj y la capilla de San Román, construida en el siglo XIX a expensas del Gremio de Mareantes. Y aprovecha el paseo para conocer el palacio de Pardo Donlebún y el Palacete Peñalba, construido a principios del siglo XX por el arquitecto militar Ángel Arbex, uno de los discípulos de Gaudí, y que integra el Art Nouveau en la arquitectura indiana.

Figueras bien podría ser considerada la perla del Eo porque realmente este coqueto y pequeño puerto que se baña en esta ría – frontera natural entre Asturias y Galicia – tiene todos los ingredientes de una verdadera joya.

Es soleyero y luminoso, como de cuento, y las posibilidades que tiene para los deportes náuticos y para el disfrute tanto de la ría como de la mar son inmensas.

En Figueras todo está a tiro de piedra. Es un lugar apacible y cómodo, ideal para relajarse, para pasear, para conversar, para disfrutar de la costa, de la arquitectura y, como no, de la mejor gastronomía marinera, y es que en Figueras el aroma a buen guiso marinero late en el aire.

Las terrazas del puerto, los palacios con vistas panorámicas, el astillero, los pantalanes que miran a la encaramada Castropol y a la inmensidad de la Ría del Eo, la cercanía de paradisíacas playas…Todo en Figueras te invita a dejarte llevarte por el embrujo de una villa que no te deja indiferente.