Luarca

Esta apacible villa marinera, que fue un importante puerto pesquero desde la Edad Media, y que conserva muchos vestigios de ese glorioso pasado: antiguos barrios, los restos de una fortaleza, la Mesa de Mareantes y Navegantes, puentes con leyenda, o palacios y casas blasonadas. Por si esto fuera poco, vio nacer al Premio Nobel de Medicina, Severo Ochoa, y de él conserva muchos recuerdos.

Ḷḷuarca es tan blanca que no parece atlántica. Además, es la única de toda Asturias flanqueada por dos miradores y dos capillas: la blanca, al este, y la de San Roque al oeste, y la que tiene el cementerio más bello de todo el Cantábrico.

Por supuesto, los alrededores de la Villa Blanca son una fuente inagotable de gratos descubrimientos: uno de los botánicos más grandes y exóticos de toda Europa; un Parque a medio camino entre la Tierra y el Cosmos; un Cabo donde soplan los mejores vientos y se confeccionan los mejores pasteles de España; una romería asturiana al pie de un acantilado, o las más bellas playas para disfrutar de insólitos parajes, de baños de ensueño o de olas increíbles.

¿Qué puedes ver y hacer en Luarca?

Entre el sol y las nubes, el viento y la calma, se debate siempre inmenso el Cabo Busto. Precisamente este promontorio es, junto con Peñes y Vidio, una de las puntas más salientes y llamativas de toda la costa asturiana.

Cabo Busto es una de las atalayas más impresionantes sobre el litoral occidental. El entorno del faro es una gran planicie desde la que, en un barrido panorámico, observarás la altitud de las brañas vaqueiras y la grandeza del Cantábrico.

Y entre estos deliciosos rincones, hay uno que lo es literalmente: es el obrador y la coqueta tienda de la Confitería Cabo Busto, considerada por los críticos gastronómicos una de las mejores de España, y al frente de la cual está un jovencísimo Jonathan González, que ha retornado a su lugar de origen, para inspirarse bajo los efluvios de su Cabo Busto.

La ermita de La Regalina

Uno de los pueblos más bellos del concejo de Valdés es Cadavéu. Muy conocido por su arquitectura indiana y por los muchos hórreos con que cuenta. Pero lo que de verdad lo convierte en único, es su ermita de La Regalina – que también tiene dos hórreos ubicados en las proximidades -.

La Regalina, ubicada en un espectacular paraje junto al mar, es uno de los lugares ‘totémicos’ de la costa occidental asturiana. Miles de viajeros, peregrinos, caminantes, romeros, escritores, artistas, cineastas, etc. han quedado prendados con este sitio, que tiene una curiosa historia, a medio camino entre la realidad y la leyenda.

Según un dicho muy popular y arraigado, Luarca/Ḷḷuarca es la villa blanca de la costa verde, y es que lo primero que te llamará la atención es el blanco como color predominante cuando echas un vistazo general a esta ilustre villa. Sin duda es la más blanca de toda la costa asturiana.

Si llegas a Luarca/Ḷḷuarca por la zona de Viḷḷar, sus casas indianas te ofrecen un recorrido por las residencias de aquellos asturianos que emigraron a las Indias y regresaron con fortuna. Al caminar por la atalaya verás dónde los oriundos se reunían para encender los fuegos y orientar a los barcos antes de construir el faro en la punta de Focicón en 1862.

Además, podrás admirar su cementerio, sobre una colina, que está considerado uno de los más bellos de España por sus espectaculares vistas al mar y donde descansan los restos del Premio Nobel de Medicina Severo Ochoa, padre de la genómica moderna. Muy cerca se encuentra la Mesa de Mareantes, en la que los antiguos marineros debatían sobre la conveniencia de salir al mar en función de las inclemencias meteorológicas.

Otros descubrimientos serán el barrio de pescadores El Cambaral, o el Parque de la Vida, donde conocerás mejor el planeta Tierra, el espacio y el mar en un recorrido de casi dos kilómetros.

Los jardines de la Fonte Baixa, considerados como el botánico privado más grande de España, son otros de los grandes atractivos de esta villa escalonada y surgida entre promontorios naturales, que compone un paisaje de ensueño.

Famosa por sus puentes y también por la leyenda de alguno de ellos, como la del Puente del Beso – que tiene como protagonistas a dos enamorados -, Luarca/Ḷḷuarca te invita a curiosear la entrada y salida de barcos y a disfrutar de sus restaurantes a pie de mar.

Así es la Villa Blanca. Surcada por el río Negro, con hermosas playas, y con un importante puerto pesquero y deportivo, pero ante todo, un pueblo marinero con solera donde las haya y una de las más animadas de toda la costa asturiana. No en vano celebra en agosto dos citas ineludibles: las fiestas de Nuestra Señora del Rosario y las de San Timoteo, ambas declaradas de Interés Turístico.